NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO

La imagen de Jesús con la Cruz al hombro, representa el momento de su caminar hacia el Gólgota, narrado en los Evangelios Canónicos (Mc 15,21-23; Mt 27,31-38; Luc 23,33-38; Jn 19,17) ayudado por el Cirineo...", "cuando lo llevaban para crucificarlo, echaron mano de un tal Simón de Cirene, y le cargaron la Cruz para que la llevara detrás de Jesús..." (Mc 15,21; Mt 27,32; Jn 19,17; Lc 28,26)

  La imagen fue encargada por la Hermandad el 30 de agosto de 1941 al imaginero D. Antonio Castillo Lastrucci. Unos de los firmantes de contrato fue el torero rondeño Cayetano Ordoñez "Niño de la Capea", que donó 1.000 pesetas para la compra de la Imagen.

La talla llegó a Ronda un mes antes de la Semana Santa de 1942, habiendo trancurrido apenas seis meses desde qe se firmó el contrato de ejecución de la obra, lo cual pone de manifiesto que el vínculo de amistad entre Castillo Lastrucci y Cayetano Ordoñez influyó de forma notable, además de que la Imagen se talló en madera de cedro y no en pino, como originariamente figuraba en dicho contrato.

La talla es de vertir, encontrándose tallada la cabeza y las extremidades superiores e inferiores. En actitud iinerante, el Nazareno de Ronda adelante su pierna izquierda flexionando la rodilla con una zancada no excesivamente pronunciada, en tanto que el pie derecho permanece asentado. Sobre su hombro izquierdo porta una cruz arbórea que sostiene con ambas manos a la misma altura en el madero, siendo ayudado por la figura de Simón de Cirene.

El dramatismo propio del momento iconográfico se centra principalmente en el rostro del Nazareno que, girado hacia la derecha, presenta los  cánones prototípicos de las creaciones de Castillo, es decir, en un rostro bien modelado destacan el efectismo de una cejas enarcadas, nariz robusta, ojos entornados que fijan su mirada en el suelo y boca entreabierta (en la que se advierte la dentación superior) muy sugerente y exquisitamente gubiada. En líneas generales, el rostro nos trasmite serenidad en el sufrimiento e interiorización del dolor. La corona de espinas (añadida posteriormente y quizás un poco tosca) se encuentra tallada independientemente del bloque craneal, en la que la cabellera está bien tratada, dejando más despejado el costado izquierdo del cuello. Como es normal en las obrass de Castillo, no aparecen grandes regueros de sangre, salvo en la frente, sobre el ojo izquierdo y en el cuello, aunque en todo caso se trata de fino hilillos sutiles. La barba está gubiada con gran detalle y alarga el rostro levemente, partiéndose en dis guedejas en el extremo.

Por lo que se refiere  a las manos, éstas están talladas con el fin de asir el madero, evidenciándose una vez más el profundo conocimiento anatómico del maestro hispalense al efigiar sus nervios, articulaciones y venas propias, amén de unos dedos robustos y bien modelados, siendo más correctos los de la mano derecha que los de la izquierda, que acusan una cierta rigidez.

De cualquier modo, las manos son de menor calidad artística que el rostro del Nazareno, que es notablente superior y hacia donde se dirigen las miradas.

Vestido habitualmente con túnica morada lisa, ésta se ajusta a la cintura con un cordón dorado de pasamanería que culmina en borlas de flecos, pasando a su vez por el cuello.

Este magnífico Nazareno, que sigue los parámetros formales introducidos por Castillo en su producción de posguerra, denota paralelismos notables con los que gubiera dicho imaginero para localidades tan cercanas como Cañete la Real o Grazalema, basados en una reinterpretación de los patrones estilísticos asentados por los grandes maestros del Barroco andaluz. Se encuentrafirmado por su autor en la espalda y además, en la peana, por los operarios del taller que colaboraron en su ejecución.

(Información extraida integramente de la Revista "El Cabildo" de la Cuaresma 2010)