La pasión popular se inicia en el barrio cofrade rondeño…..
Publicado en Ronda Semanal 4 abril 1999
Las calles empinadas del barrio cofradiero rondeño, son testigo cada año del buen hacer de los costaleros de Nuestro Padre Jesús y de la Virgen de los Dolores. Las oportunas y sapientes voces de los capataces, hacen que los cuerpos de los costeros, fijadores, pateros y los del resto de la cuadrilla, se arqueen y pongan en tensión y a la voz de ¡A ésta es!, los pasos suban al Cielo y las plegarias se eleven hasta el Altísimo. En las aceras el pueblo rondeño se aglutina porque quiere ver pasar, lo más cerca posible, a sus queridas imágenes.
Padre Jesús y su Madre Dolorosa abandonan por unas horas su barrio cofradiero, la fuente de los Ocho Caños llora, por el sufrimiento ante la pesada carga del madero que soporta Jesucristo y por el dolor y sufrimiento de su Virgen de los Dolores.
En la noche del Jueves Santo, las trabajaderas se hacen santuario, donde las cuadrillas de buenos costaleros, rezan a sus Sagrados Titulares y sobre sus cuerpos llevan en volandas, con cariño, con mimo, con verdadera pasión a su Virgencita de los Dolores y a su Padre Jesús Nazareno. Un barrio entero, un barrio cofradiero, un pueblo sentido, sabe lo que es tenerlo amor a sus imágenes. Devociones encontradas donde el pueblo entero con sinceridad suprema aclama al Señor de Ronda y a su Bendita Madre. Junto a ellos un rosario de sus hijos, que con pies descalzos, con luminarias encendidas, con corazones henchidos, acompañan a su Padre Jesús Bendito y a su Madre Dolorosa por las calles de mi Ronda Nazarena.
Del interior de sus corazones brotan súplicas sentidas por sus seres queridos. Son promesas que en noche del Jueves Santo ofrecen a sus imágenes.