DEVOCIÓN SIN LÍMITES AL PASO DEL SEÑOR DE RONDA Y SU MADRE DOLOROSA.

   Sin duda una de las señas de identidad de la que más presumen los privilegiados vecinos de esta zona de Ronda, es la de ser del Barrio Cofradiero de Padre Jesús. Ese barrio que en su iglesia parroquial guarda, sin duda, la imagen a que más fe se le tiene en nuestra ciudad, la del Señor de Ronda, que impresiona, sobre todo, cada noche del Jueves Santo cuando los maravillosos sonidos de la riquísima música cofrade andaluza resuenan en esas paredes milenarias del bendito barrio, y Él, el Señor de Ronda, altivo en su paso, es portado magistralmente por sus cuadrillas de costaleros y sube, sin dilación y majestuoso por las empinadas y empedrada calle para asomarse al corazón de la Ciudad Soñada y bendecir a su pueblo, que en gran cantidad, se han echado a las calles porque no quieren perderse ver andar al Señor de Ronda por las calles de su pueblo.

   Ni qué decir, que junto con Padre Jesús, otro motivo para disfrutar en la noche-madrugada del Jueves Santo en Ronda, su Madre Dolorosa, bañadas en lágrimas de amor por el sufrimiento de su Hijo amado, es primorosamente portada por las también excelentes cuadrillas de costaleros, que la miman, que la cuidan, que la mecen, que la llevan como una Reina que es, a que su pueblo, que tras el paso de Hijo, permanece impaciente en las calles para verla a Ella pasar tan radiante de hermosura.

   Bellísimas estampas las que se viven en el paso de esta Estación Penitencial, a la que acuden cientos de penitentes que cumplen, acompañando al Señor de Ronda y a su Madre, sus promesas, y dándoles las gracias por escucharlos.

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