Ronda Semanal 15 abril 2001
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús y la Virgen de los Dolores, realizó el Jueves Santo su salida penitencial bajo la atenta mirada de miles de personas, que desde varias horas antes ya se encontraban en los alrededores de la salida para tener un lugar preferencial.
Puntualmente, a las 11 de la noche, la Cruz de Guía cruzaba la puerta lateral de la iglesia de Padre Jesús y comenzaba a bajar una rampa que le llevaría hasta los adoquines de la calle Real. Había comenzado de este modo el recorrido de una de las hermandades más populares de la serranía de Ronda.
Tras un largo tramo de hermanos nazarenos y precedido de su estandarte, el paso de Nuestro Padre Jesús realizaba su primera levantá en el interior del templo. Con un lento caminar de su cuadrilla de costaleros, dirigidos por un emocionado Juan Luís Osuna, afrontaron una salida donde este paso tiene que estar cuadrado al milímetro.
Con la maestría que les caracteriza, estos costaleros realizaron una complicadísima maniobra. Sin parar y en misma chicotá, tuvieron que afrontar la primera de las rebirás para dejar a su Cristo portando la cruz con su mirada dirigida a la fuente de los Ocho Caños. Hasta tres marchas tuvo que interpretar la banda de cornetas y tambores de Nuestra Señora del Rosario de Cádiz.
Si emocionante fue la salida a la calle de Nuestro Padre Jesús, la del paso de la Virgen de los Dolores no lo fue menos. Sentimiento cofrade, fervor popular y emoción se mezclaron mientras sus costaleros ponían todo su saber en las trabajaderas.
Un crespón negro en el palio ponía la señal de luto por el fallecimiento del que fuese su capataz y padre del actual, Antonio Torelli Vargas Machuca. También durante este año se ha producido la desaparición del costalero del Señor, Salvador Valdenebro Vela, por lo que antes de iniciar su estación penitencial, los costaleros realizaron una levantá por estos grandes cofrades.
Tras los emotivos momentos vividos en la salida de esta Hermandad a las calles de Ronda y la impresionante subida por la calle de Santa Cecilia, a las cuatro de la madrugada se producía otro gran momento, la llegada a su templo de sus dos imágenes entre la gran masa de devotos, cofrades y los muchos visitantes.