2000 Se desbordó el fervor popular
Publicado en Ronda Semanal 23 de abril de 2000
Que la devoción de Padre Jesús en ronda desata pasiones, es toda una realidad. Sólo hay que bajar al barro cofradiero de Padre Jesús en la noche del Jueves Santo, cuando el Señor de Ronda va a iniciar du Estación de Penitencia o, mejor, Viernes Santo, vuelve la procesión a pisar las históricas piedras del milenario barrio rondeño. Es una noche de ensueño.
No se sabe que tiene ese querido barrio rondeño de Padre Jesús, que cuando llega la noche del Jueves Santo se desborda los sentidos del pueblo, hecho una verdadera piña con su Hermandad nazarena y con los Sagrados Titulares de esta querida y popularísima cofradía rondeña.
Cuando los capataces, Juan Luis Osuna, por el Señor y Javier Torelli por la Virgen, con magistral dirección , ordenan a sus maravillosas cuadrillas de costaleros la primera chicotá dentro del interior del templo y, en la calle, abarrotada de un público expectante, se presiente que ya el Señor de Ronda, y su Madre la Virgen de los Dolores , van a asomar su figura por la puerta que da a la rampa que los depositará con toda dulzura en la calle Real, el pueblo que llevaba horas esperando el ansiado momento, se empieza a agitar, y es que la sangre les hierve con inusitada rapidez, porque las trescientos sesenta y cinco largos días de espera, de nuevo van a poder ve en todo su esplendor a su Padre Jesús y a su Virgen de los Dolores.
Lágrimas en los ojos, agradecimiento al Cielo por el mágico momento que están viviendo, encendiendo elogios a los capataces y a sus cuadrillas de costaleros que igual que ellos llevan a sus Titulares en volandas y medidos con todo mimo , los miles de devotos que se dan citan, no sólo en el barrio cofradiero de Padre Jesús, sino que también abarrotan a su vez las aceras y la esquinas por donde discurrirá en recorrido de esta increíble Estación Penitencial, éstos a su vez, su pueblo también lleva en volandas a sus costaleros. Quienes en una perfecta comunión y sintonía con su pueblo, les premian con magistrales y eternas chicotás con el rastrear de sus pies, barriendo con cariño las calles de Ronda, en una noche de ensueño.
Pero si esto ha sido el inicio de la Estación Penitencial y su lento caminar por las calles de la Ciudad Soñada, cuando la comitiva cofrade vuelve a su barrio, este año quizá pasadas las 4:30 de la madrugada del Viernes Santo, aquí sí que se desbordan todas las pasiones y el momento de la espera, que se nos hacía eterno, ha compensado con creces al ver como los capataces y costaleros se hacen dueño de la mágica noche cofrade. La guinda los sonidos magistrales de las dos bandas.