Jueves Santo.
La Crónica de Ronda 11-17 abril 2003
José María Mirones Piulestán
Dejen que estas líneas las ocupe el testimonio de un cofrade, la experiencia de una persona y de cómo se acercó a la celebración de la Semana Santa.
“Servidor de ustedes nunca había tenido el más mínimo contacto con nada relevante con la Semana Santa, ni con las cofradías, ni siquiera había visto un desfile procesional excepto cuando de pequeño salías a la calle con tus padres a ver las procesiones. Vagos recuerdos apenas. Alejado de esta forma estuve hasta hace unos años. Diversas circunstancias me “obligaron” a estar presente en la salida procesional de la Hermandad de Padre Jesús. Mucho me comentaron de ella. Que si es la más popular; que contaba con el mayor número de hermanos, que era el Señor de Ronda. En fin, comentarios que en mi situación tampoco influían en mi forma de “desconocer” esta celebración. Pero algo ocurrió en el momento en que se abrió la puerta lateral de la iglesia homónima. Quizás puede que muchos piensen que utilizo recursos narrativos que exageran el relato pro les aseguro que la visión del paso bajando la rampa, primero el Cristo, luego la Virgen, cambió mi forma de ver muchas cosas en mi vida. No sabía el qué ni por qué pero sin darme cuenta dos lágrimas brotaron en mi rostro. Era el reflejo de una emoción que antes nunca había sentido. Ahora agradezco ese momento porque hizo que descubriera el resto de nuestras Hermandades y otros muchos momentos que me han convertido en un gran amante de esta celebración y del trabajo y el esfuerzo de todos los cofrades de todas las Hermandades de la ciudad. Pero fue Él, fue Padre Jesús quien me invitó de forma inexplicable, a estar con Él cada Jueves. Y así lo hago, y así lo haré mientras pueda”.
Este testimonio hace que sobren más palabras. Padre Jesús es mucho más que una salida procesional, mucho más que una imagen, mucho más que una Hermandad, mucho más que un barrio, es un sentimiento que no se puede explicar pero que miles de rondeños sienten cada Jueves Santo.